La punta de una bujía está muy caliente, en general entre 450 y 850 grados: la parte baja de esa escala es la crítica para la autolimpieza, de forma que si la bujía se enfría de más, la carbonilla y restos que se acumulan en la zona del electrodo central y su aislante, no se quemarán y al acumularse provocarán fallos de encendido a medio plazo. Si por el contrario esa zona alcanza temperaturas superiores a los 850 grados, se corren varios riesgos: para empezar el motor podría sufrir detonaciones porque algunas explosiones tendrán lugar antes de que salte la chispa (como si tuviera más avance el encendido), eso aumentaría la temperatura más y si la bujía se daña (pueden fundirse los electrodos o romperse la cerámica) habrá daños en el pistón o/y válvulas.
En motores de las motos deportivas, por ejemplo, el grado térmico de las bujías se calcula pensando en el funcionamiento a máximo rendimiento, y si usas la moto por ciudad o a diario obviamente estarás muy lejos de eso, y no es difícil que las bujías se ensucien de forma que tengan dificultades para arrancar, o incluso tengas tirones a ciertos regímenes.
LA DISTANCIA ENTRE ELECTRODOS EN UNA BUJÍA
La diferencia de potencial que el encendido genera entre el electrodo central de la bujía y el (o los) del cuerpo es lo que hace saltar la chispa. Visto a cámara (muy) lenta, el aire entre ambos electrodos se ioniza, se hace conductor y entonces la chispa salta: cuanto mayor sea ese espacio, más tardará la chispa en saltar (incluso puede no saltar) y no necesariamente será una chispa más grande; pero si es pequeño, la chispa saltará enseguida aunque puede ser pequeña para empezar un frente de llama potente capaz de quemar la mezcla presente en el interior de la cámara de combustión.
El fabricante conoce su bujía, el encendido de las motos y las características del motor, y recomienda una distancia entre electrodos que sabe funcionará sin problemas: suele ser de entre 6 a 8 décimas de milímetro. Para medirlo se usa una galga de espesor calibrado, y si necesitamos ajustarlo debemos recordar que la parte central de la bujía es relativamente frágil: jamás debemos «apalancar» sobre el electrodo central si necesitamos separar el de masa, usaremos unos alicates o útil específico para abrir el espacio; y si hay que cerrarlo (mide de más) lo haremos golpeando suavemente sobre una superficie vertical.
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